Por: Ángel Miguel Pérez Martínez. La luna me alerta de un ataque por la espalda. Con su resplandor me muestra, a través de sombras en el piso, la silueta de una mujer que está armada y, además, al acecho. Por instinto, giro la cabeza buscando saber de quién se trata, pero no alcanzo a verla.