Carlos «El Ñato» Velásquez, fue uno de los grandes en el béisbol colombiano. Durante diez años integró las selecciones de Bolívar y Colombia en la categoría amateur, luego pasó a la profesional, de donde se retiró para dedicarse a entrenar y jugar sóftbol.
Tuvo seis hijos, cuatro con Margarita Miranda Madrid, hija del “Chino” Miranda, su entrenador en el equipo de Getsemaní, el segundo que integró cuando apenas empezaba su camino por el béisbol. Los otros dos los tuvo con Nancy Monterroza Ensuncho, con quien vive en Sincelejo. Tres de ellos jugaron béisbol, dos se retiraron y sólo Andrés, el último, está activo.
El Ñato heredó este apodo de su padre, quien era ebanista y también le decían así. A los 10 años, Carlos era jugador de bolita de caucho en el Pie del Cerro, el barrio donde nació en Cartagena. Una tarde, Fernando Castro y Orlando Periñán lo invitaron a una práctica en el Playón Blanco con el equipo del colegio La Esperanza dirigido por García Salcedo, quien consideró que tenía talento y lo incluyó en su roster infantil.
En la categoría juvenil, su equipo fue Caribesa Sam, del doctor Alfonso Piñeres. Estando ahí, Manía Torres lo llamó para firmar primera categoría con el Kola Román con tan solo 16 años, momento en el cual suspendió sus estudios de primer año de bachillerato comercial en el colegio Politécnico de Bolívar. En el Kola, sólo estuvo un mes por la fuerte competencia en su posición: el campocorto, con compañeros de la talla de Orlando Ramírez y otros. No tuvo chance de jugar. El Chino Miranda que dirigía Getsemaní lo llamó entonces.
Luego pasa al equipo de Colpuertos, empresa que le brindó un empleo temporal. Mientras tanto, los hermanos Orlando “El Caballo” y Nelson García lo recomendaban para el equipo Coltejer de Medellín, donde jugó y trabajó como auxiliar de telares en la empresa por dos años, logrando títulos y reconocimientos (mejor short stop, mejor estafador de bases) incluso con la selección Antioquia.
En un intercambio beisbolero en Cartagena, los dirigentes de Conastil lo convencieron de quedarse en su equipo como short stop y en su empresa como ayudante de soldadura, donde militó por once años con varios campeonatos consecutivos y siendo hasta el conductor de la subgerente.
En el año 1979, Conastil quebró. Aceptó entonces la propuesta de pertenecer al equipo de Torices, en la categoría profesional, por un salario de 40 mil pesos. Al año siguiente, fue contratado por los Indios, donde estuve hasta el 1984 cuando decidió retirarse de la pelota caliente, considerando que le quitaba la oportunidad a los jóvenes que venían con ganas de jugar. Así inició entonces su etapa como entrenador con equipos como Toros de Sincelejo, Pepsicola, Vick vaporub y Repa-autos, con quien logró campeonatos. También incursionó en el sóftbol como jugador y parte del cuerpo técnico de las selecciones sucre
Representó a las selecciones Bolívar y Colombia por más de 10 años, logrando títulos en Barranquilla y Santa Marta, medallas de bronce en Panamá y Estados Unidos, reconocimiento que le brindó una pensión vitalicia de Coldeportes.
El sábado 2 de septiembre en las horas de la madrugada falleció en la Clínica del Caribe en Cartagena, tras sufrir dos paros cardio respiratorios debido a una septicemia, infección grave y generalizada de todo el organismo debida a la existencia de un foco infeccioso en el interior del cuerpo del cual pasan gérmenes patógenos a la sangre.
Cortesía: El Universal