EL TAPA E TUSA
Toro de pelo negro retinto y adornado con un lucero blanco que le recorría el lomo desde la cruz hasta el rabo. De raza criolla pura. Criado en la ganadería Quibdó de propiedad del ya fallecido don Rafael Páez. Esta hacienda está ubicada en la región de la Madera, corregimiento de San Pelayo. Era un toro que se destacaba por su valentía en las plazas y por su mansedumbre en su dehesa.
Una vez en el municipio de San Antero, mató a siete personas entre manteros y espontáneos. Otra tarde que se llevó a la población de tres palmas, mató a tres personas, y cierto día que se le sacó a El Carito, le arrebató la vida a cuatro más, sin incluir el número de heridos. De sus otras presentaciones, en las plazas de provincia, no se puede dar una lista completa de las muertes que llevó a cabo, pero es muy posible que haya ocasionado el entierro de muchas personas más.
Este toro logró acabar con muchas vidas, pero también tuvo un final muy curioso, ya que al parecer, un pariente de alguna de las víctimas tuvo el deseo de venganza por la afrenta de la desdicha, y decide un plan macabro, pensó matarle de un balazo. Dicho lo iba a cumplir cuando se le diera la oportunidad y se le cumplió en la hacienda «Las Manuelitas» también de propiedad del señor Rafael Páez, el astado recibió la descarga mortal en plena cabeza, la que le ocasionó, además de espantosos y lastimosos bramidos, una desesperada carrera que lo llevó a los rodeos de la hacienda «Quibdó», donde murió con las luces del día.
EL 016
Toro de color negro con un alto porcentaje de la raza miura, nacido y criado en la hacienda El Tomate, propiedad del ganadero cereteano, Laguando Barguil Rubio. Este toro pudo haberse hecho célebre por su bravura como lo son los astados nacidos en estas propiedades; pero lastimosamente fue famoso porque dio muerte a don Eugenio Sánchez Artega, hijo muy querido de Lorica; ciudad que lloró con lágrimas de dolor y con sentimiento de cariño su inesperada desaparición. La muerte de Sánchez Artega ocurrió cuando se desempeñaba como gerente de la Lotería de Córdoba, y todos los días, en las horas de la tarde, un a vez finalizaba sus labores en Montería, se desplazaba a la ciudad de Lorica donde tenía su hogar. Por aquellos días se realizaban fiestas de toros en la localidad de Cotorra.
Una de esas tardes de corralejas un toro negro que resultó ser «El 016», escapó del escenario de la corrida y siguió los rumbos de su dehesa sin que fuera perseguido por las personas encargadas de resolver estas situaciones; se olvidaron o quisieron ignorar el gran peligro que este animal representaba en aquellos caminos. Cerca de la localidad de Carrillo, el toro encalambró, allí en plena vía permaneció hasta las horas de la noche. En ese lugar le encontró el infortunado funcionario quien al verlo se bajó de su auto y quiso poner unas ramas para advertir a los demás conductores de su presencia en la vía, pero con tan mala suerte que el toro se puso de pie y le propinó un pitonazo en el estómago y le destrozó el hígado lo que le ocasionó una grave hemorragia y con ella la muerte. El chofer al ver el hecho quiso ayudarle pero casi corre con la misma suerte, entonces tuvo que esperar que el toro se alejara un poco, el chofer pudo rescatar al herido y conducirlo al hospital de su ciudad. En vano fueron los esfuerzos que se hicieron para salvarle la vida.