No es común que un profesional magister egresado en las áreas de administración de empresas y estrategia de negocios respectivamente como lo es Héctor José Vergara, haya abrigado también por afición y pasión la profesión de torero; ésta dura, de ingratitudes, de intrigas, de sacrificios pero afín a un sentimiento que solo se puede expresar cuando se está al frente de un toro.
Sincelejo (Sucre) es la tierra donde suenan las bandas y lo único que se escucha y baila es el porro. Allá todos esperan la llegada del 20 de enero para saltar al ruedo. En ese lugar de apasionados por las corralejas creció un torero.
Cuando Héctor José nació ya su padre le tenía un pequeño traje de torero y una colección de videos de las mejores ferias. Todos mis amigos veían muñequitos, pero yo siempre estaba viendo corridas, toreros y toros , recuerda.
El diestro de Sincelejo en el departamento de Sucre, Héctor José Vergara Romero, recuerda sus inicios como torero que lo transportan y lo hacen retroceder a la edad temprana de cuatro años.
En el 2002, Héctor José pasa a las filas de novilleros con caballos y lo hace en la plaza de toros de Palmira el 17 de agosto. El 23 de marzo del 2003 comienza a internacionalizar su nombre, participando en el encuentro mundial de novilleros en Aguascalientes – México para posteriormente viajar a España y Francia en el 2004, sobresaliendo su labor en Las Ventas de Madrid el 21 de septiembre.
Es el único matador que tiene Sincelejo en actividad en la actualidad en el maravilloso mundo de la Tauromaquia. Se ha paseado triunfador por las diferentes plazas de Colombia, México, España, Ecuador, Perú,entre otros.
Su estilo es clásico, muy osado, llegando a lo más cercano del animal. Es un torero muy serio que disfruta deleitando al público con gran profesionalismo. Ídolo de la sabanas de Sucre y Córdoba, llena los tendidos cuando se presenta en su tierra natal.
Toreando el miedo Antes de salir a torear, Héctor José le pide a Dios por todos los toreros, y a la Virgen de la Macarena para que los deje disfrutar de una gran faena.
Su amor por la tauromaquia hace que toree el miedo de enfrentar al toro. El miedo siempre está. Todos los toreros sentimos miedo, lo que pasa es que el gusto, las ganas y el amor por la profesión hacen que uno lo controle un poco .
Admira y respeta a todo aquel que se pone un traje de luces y se para delante de un toro, pero se inclina por la tauromaquia del maestro Cesar Rincón, porque además de ser una figura del toreo es un ejemplo a seguir como persona. También me gusta la tauromaquia del maestro José Tomas .
«¿Qué es entonces una corrida de toros? Para simplificarlo, sin con ello querer minimizar su real significado, es el sacrificio de un toro bravo en honor a un dios o santo o patrono de algún lugar específico, esto como agradecimiento al que es un motivo de celebración como un inmejorable año o una buena cosecha por ejemplo. ¿Y por qué un toro bravo? La respuesta es simple: debido a su carácter natural de bravura, fiereza y acometividad, el cual fue objeto de veneración y adoración divina entre distintas comunidades. (Blog: Pío Uribe, el maestro que pinta toros)»
«Ahora bien, entender la esencia de una corrida en cinco líneas pareciera algo muy frío, muy simplista e incluso para muchos insignificante, pero más allá de sus formas y/o normas y del acontecimiento final una corrida de toros será siempre un homenaje a la vida y a la muerte, en el que culturalmente las comunidades han expresado su regocijo, fidelidad y adoración a sus dioses de forma honesta y majestuosa, en la cual a través de una puesta en escena impecable y deseada por los mejores directores de cine en el mundo dos protagonistas luchan por vivir, de forma verdadera y pura, en donde no hay repeticiones, solo momentos únicos.»
«Y como única es una corrida de toros, única es su arte, diferente como todas, misteriosa, llena de mística y encanto, difícil de entender en algunos casos, pero soportada por un arraigo cultural religioso que ha perdurado con el paso de los siglos. Así las cosas, una corrida de toros no fue y no ha sido en ningún momento un espectáculo concebido para ver sufrir y morir un toro bajo el jolgorio indiferente y de sevicia de quienes asisten; es todo lo contrario, es un rito religioso que pretende agradecer a lo más divino las alegrías vividas por su comunidad.»
El espada de Sincelejo, no ceja en su empeño y combina labores de oficina con plazas de tienta para no abandonar en ningún instante lo que más le gusta, defiende y deleita: Torear.
Cuenta el diestro sincelejano con el aprecio de ganaderos de la sabana de Bogotá que no dudan en invitarlo a labores camperas y tentaderos tal como acaba de suceder con don Antonio y Francisco Javier García propietarios del hierro de Vistahermosa que ven en Héctor José un torero que aparte de educado y culto es serio y comprometido, permitiéndole tentar vacas que por demás fueron de nota superior.
Por: «Nestoros» de «Crotaurinos»