Cuando el coronavirus quebró la paz del béisbol, Jorge Alfaro pensó en su familia. Atrapado en el cierre de fronteras, el colombiano quedó atrapado en Miami sin poder correr hacia los suyos, allá en Sincelejo, el pueblito que le viera nacer y donde tomara un bate en sus manos como un acto iniciático en su vida.
Sin poder estar de carne y hueso, el buen corazón de Alfaro tomó la decisión. El y su familia -su padre Jorge Luis lo ha repartido todo él mismo en su camioneta- donarían $5,000 en alimentos que serían distribuidos los más necesitados entre aquellos que fueron y son sus vecinos de siempre. Las muestras de agradecimiento no cesan.
Con un talento a punto del despegue definitivo, la temporada del 2020 se asomaba como un punto de inflexión en su carrera. Alfaro forma parte del plan de los Marlins, del presente y el futuro, pero ahora solo le queda esperar a que esta pesadilla pase para volver al terreno y a los suyos.
¿Por qué decidiste ayudar a tu gente?
“Miro la vida desde el punto de vista de los demás. Hay que tener en cuenta que estuve en esos zapatos. Son muchas familias humildes. Hay quien desayuna y quien no. No olvido. Alguna vez estuve como ellos. Sé que es difícil. En el pueblo de donde yo vengo la gente se gana la vida día a día y con esto de la cuarentena es muy difícil’’.
En tu caso se aprecia más, porque todavía ganas el mínimo.
“Dios me ha brindado cosas por las cuales estoy y debo ser agradecido. Desde el primero momento en que sucedió lo del coronavirus supe que tenía que ayudar a mi gente, a mí pueblo. Sé que no es mucho, pero esto es apenas un gesto que nace del fondo de mi corazón’’.
¿Cuando suspendieron el béisbol, que vino a tu mente?
“Primero no pensé en béisbol, ni en dinero. Mi primer pensamiento fue para mí familia.Cerraron las fronteras en Colombia y no puedo estar con ellos. Dios me ha brindado amigos que me abrieron las puertas de su casa. Dios pone ángeles en el camino. Aquí me están ayudando mucho, así que puedo ayudar a otras personas’’.
¿Cómo te comunicas con tu gente allá?
Por cámara. Allá están mis padres, que son los que han repartido la ayuda, está mi hijo al que echo de menos un mundo. Soy una persona muy familiar, muy cercana en los sentimientos. El no poder verlos, el no poder tomar un avión y abrazarlos, eso me golpea, pero sé que esto pasará’’.
¿Echas de menos al béisbol?
“Hombre, son 10 años jugando desde que era chico, luego las Ligas Menores, las Grandes Ligas. Se puede decir que antes de esto apenas tenía un día libre.Siempre en algo relacionado con el béisbol. Ahora son días raros. Extraño mi equipo, los muchachos, las rutinas. Vivir en equipo es un estilo de vida’’.
Sé que en la primavera sufriste una lesión en los oblicuos.
“Afortunadamente ya no tengo dolor. Me siento muy bien físicamente. He trabajado muy fuerte en la rehabilitación y creo que cuando den la voz de play ball estaré en la alineación sin problema alguno. Corro todos los días, hago bicicleta, sigo haciendo swings en las cajas de bateo, practico la defensa. Trato de mantenerme al máximo’’.
¿Confías en que habrá béisbol este 2020?
“Esperemos que sí. La salud es lo primero. Si estamos saludables y nos dicen que todo está bajo control y es seguro volver al terreno, pues voy a jugar todos los días posibles. Soy el cabeza de mi familia y ellos dependen de mí. No se trata de jugar por jugar, de jugar por arriesgar. Si regresamos al terreno será para permanecer’’.
Muchos expertos decían que esta temporada tu talento iba a explotar.
“Lo primero era llegar sano por completo y entregarme al equipo. Hacerlo todo para que los Marlins vivieran una mejor contienda, pero esa era mi mentalidad. Recuerda que después de esta temporada iba a mi primer año de arbitraje. Así que el deseo era salir y comerme la pelota. Había trabajado muy fuerte para ese objetivo. Hay que ser paciente y seguir trabajando’’.
Por: Jorge Ebro - El Nuevo Herald