Cuando nos hablan de Rocky, por lo general relacionamos a las películas escritas y protagonizadas por Sylvester Stallone. Dicho filme que se estrenó en 1976, inspirado en un combate entre Muhammad Ali y Chuck Wepner, un desconocido boxeador capaz de llegar hasta lo más alto, luchando contra todos, incluso, contra sí mismo. Narra la búsqueda del sueño americano por Rocky Balboa un ítalo estadounidense con talento para el box, que tendrá la oportunidad de combatir por el título mundial de los pesos pesados.
Pero Rocky Balboa solo existió en dichos filmes. En Colombia, si existió ROCKY: Rodrigo «Rocky» Valdés.
El ex campeón mundial de Boxeo peso mediano, leyenda del deporte colombiano, Rodrigo Valdés Hernández fué uno de los 8 hijos de Raymundo Valdes y de Perfecta Hernández. Su madre enviudó cuando él era pequeño. Prácticamente se dice que el ex-campeón tomó las riendas del hogar. Nació y murió en Cartagena. Vino al mundo el 22 de febrero de 1946 en el arrabal de Getsemaní y falleció, víctima de una diabetes y dolencias cardíacas que lo afectaban desde hace años, el 15 de marzo de 2017 en Crespo.
Vivió en el barrio Crespo (en Cartagena) donde era todo un personaje, lugar donde pensó morir como lo afirmó en cientos de entrevistas que le realizaron. Su última pareja fue Ana Tijerino con quien tuvo dos niñas, Ana Milena y Jennifer Valdés. Cuentan quienes lo conocieron que Rocky fue un mujeriego juicioso y que supo invertir y responder por los 12 hijos que tuvo con diferentes damas.
Se interesó en el deporte cuando tenía 14 años, él era pescador y se la pasaba con sus amigos en el Mercado de Bazurto, a éstos también les gustaba el boxeo y eso lo entusiasmó a decidirse por practicarlo con seriedad y pasión todos los días. Apenas cursó hasta cuarto de primaria.
Su primer combate profesional fue el 25 de octubre 1963 en Cartagena, en ese entonces se ganó 150 pesos y derrotó por decisión unánime a Orlando Rafael Pineda, debutando sin haber cumplido los 17 años de edad.
Tuvo que esperar 11 años para enfrentar al argentino Carlos Monzón, considerado en esa época el pegador más completo libra por libra, aunque antes se ganó 50 mil dólares por enfrentar a Bennie Briscoe, al que mandó a la lona.
Residenciado en Nueva York, adonde fue llevado por el periodista cartagenero Melanio Porto Ariza (Meporto), que vio su talento tras la derrota en Barranquilla contra el bogotano ‘Rudy’ Escobar, Valdés se instaló como retador obligado entre los peleadores de 160 libras, el primero de septiembre de 1973 al vencer al estadounidense Bennie Briscoe, en Numea (Nueva Caledonia), en la lejana Oceanía.
La categoría era dominada tanto en la AMB como en el CMB por Monzón, vencedor en 1970 del italiano Nino Benvenutti. Pero el argentino comenzó a evadir al colombiano y en abril de 1974, tras varias advertencias y al negarse a un control médico en la pelea con ‘Mantequilla’ Nápoles, el CMB lo despojó. A última hora se ofrecieron 18.000 dólares a Valdés para llevarlo a Buenos Aires, cifra considerada ridícula.
En 1973, el Consejo Mundial de Boxeo despojó del título a Monzón y ordenó realizar un combate entre los dos más fuertes aspirantes. La pelea se efectuó en Montecarlo el 25 de mayo de 1974: Valdés ganó por knock out fulminante en el décimo asalto al estadounidense Benny Briscoe y fue la segunda corona mundial para Colombia.
Ese 25 de mayo de 1974, en la ciudad de Montecarlo, el ‘Rocky’ se presentaba en la pelea por el título mundial de los pesos medianos. Era la primera vez que Valdés peleaba por un campeonato. Al cartagenero le bastaron siete asaltos para derrotar por nocaut al norteamericano. El árbitro inglés Harry Gibbs, a pesar de seguir el conteo hasta 10, se vio obligado a detener la pelea después de terminar Briscoe tambaleando en sus brazos. Con la conclusión del enfrentamiento, el júbilo y la algarabía se apoderaba de todo el territorio nacional.
A partir de ese momento, la suerte para Valdés fue otra. Sus cuentas bancarias crecieron. Lo primero que hizo fue comprar un apartamento y cinco buses.
LA PELEA DEL SIGLO
Después de hacer cuatro defensas exitosas de su título, el Comité Mundial de Boxeo decidió unificar de nuevo la categoría y acordó un combate entre los campeones de las dos organizaciones.
En paralelo con el desarrollo de sus carreras como campeones, sin ponerse de acuerdo en las condiciones para un enfrentamiento, ‘Tito’ Lectoure, dueño del estadio Luna Park de Buenos Aires y promotor de Monzón, y el estadounidense Gil Clancy, hombre importante en el Madison Square Garden de Nueva York y representante de Valdés, los dos púgiles se enfrascaron en una verdadera guerra verbal.
Monzón la había encendido mucho antes, en marzo de 1973, en declaraciones al periodista colombiano Fabio Poveda Márquez en Venezuela, con motivo de la segunda defensa del campeón wélter júnior de la Asociación Mundial de Boxeo, Antonio Cervantes, ‘Kid Pambelé’, ante el argentino Nicolino Locche, cuando le delegación de ese país creyó de manera equivocada en la reconquista del ‘Intocable’. “Valdés no existe como boxeador”, dijo Monzón.
Tras la cuarta defensa exitosa de Valdés, en París, frente a Max Cohen en marzo de 1976, y casi después de dos años de negociaciones, se acordó esta ‘pelea del siglo’, con la organización del promotor italiano Rodolfo Sabatini, que, según cifras oficiales, repartiría 275.000 dólares al argentino y 250.000 al colombiano, la mayor bolsa de la historia en las 160 libras, en un espectáculo que costaba un millón de dólares.
Esto aumentó la guerra verbal. A la prensa internacional, Monzón le aseguró que Valdés era “un tigre de papel”, en referencia a uno de los apodos del colombiano: ‘Fiera’. El expescador no se quedó atrás. En entrevista a Poveda Márquez, que más tarde serviría de promoción radial de la pelea en los informes que el periodista hizo desde Europa, Valdés, que sabía que su rival había protagonizado una película (La Mary) con su despampanante compatriota y amante Susana Giménez, lo calificó como “mariqueta empolvada”.
“Se considera la principal pelea de los medianos en muchas décadas”, se apuntaba desde el Viejo Continente, que se había apoderado de la realización de las peleas importantes de la categoría. Monzón, de 33 años, llegaba con 99 peleas (87 victorias –con 61 nocauts–, 9 derrotas y 3 empates) y 12 defensas mundiales. Además, con casi 10 años sin perder en 80 peleas. Valdés, de 30 años, con 57 –38 nocauts–, 3 reveses y 2 empates. Seis años sin derrotas en 26 peleas.
El domingo previo a la pelea, Valdés y su grupo se trasladaron de París a Mónaco. Y poco antes de la medianoche, su hermano menor, Raimundo, fue asesinado de una puñalada en el corazón en Cartagena. En medio del dolor, Perfecta Hernández, la madre, suplicaba a la prensa esconder la noticia, pero el boxeador se enteró cuando se despertó la mañana del lunes en el principado. Y lloró.
Monzón detuvo la guerra verbal y le mandó un mensaje solidario, recordando que él sabía cómo era eso. Un hermano suyo también murió asesinado en su natal Santa Fe, poco días antes de su pelea no titular en Roma contra Roy Dale. Valdés agradeció y dijo que estaba preparado para la pelea.
En el Caribe colombiano hubo preocupación por un daño en la señal de televisión los días previos. Pero Inravisión garantizó la señal. Todas las actividades se paralizarían en el país el sábado a las cuatro de la tarde. El Tiempo después publicaría que Bogotá se convirtió en una ciudad fantasma. El reporte de Venezuela, por ejemplo, era que un cuarto de la población, 3,5 millones de habitantes, vería el combate en directo. El interés era mundial.
Caída decisiva
Con el príncipe Rainiero y su hijo Alberto, actores de la talla de Omar Sharif, Jean-Paul Belmondo y Alain Delon, entre otros en ring side –varios de ellos visitaron a Valdés–, el estadio Luis II, sin cupo para uno más de los 10.000 aficionados de su capacidad (se estimaron 800 colombianos), comenzó la pelea, tal como se presentía: Monzón, aprovechando estatura y alcance.
Los primeros asaltos fueron del argentino, que tenía en la esquina a Amílcar Brusa, años más tarde entrenador de varios campeones mundiales colombianos, como ‘Happy’ Lora. Pero en la segunda parte, con la mayor variedad de golpes que se ha conocido a colombiano alguno, Valdés cortó la distancia y penetró en la guardia de Monzón, que por poco cae en el octavo. Valdés emparejaba y parecía subir en los dos últimos asaltos. Pero en el 14, el penúltimo, luego de ser estremecido por el colombiano, un derechazo de Monzón mandó a Valdés a la lona. Allí se decidió la pelea, con todo y que Valdés ganó el 15, desesperado, tratando de noquear.
La decisión del jurado francés fue apretada pero unánime para Monzón, con dos puntos de ventaja en dos oficiales. El argentino declaró que demostró que era grande, mientras que Valdés y su grupo reclamaron la victoria y criticaron al árbitro (“es el peor referee que jamás he conocido”, declaró Clancy). La prensa europea, que calificó la pelea de “asaltos brutales”, quedó dividida en cuanto al vencedor y una parte reclamó revancha (se dio un año después, también en Mónaco. Valdés lo tiró, pero perdió de nuevo).
Valdés fue derrotado en ambos intentos por unificar la corona de los medianos ante Monzón por decisión unánime de los jueces. Sólo logró alcanzar su cometido el 5 de noviembre de 1977, su segundo título mundial, ante el retiro del campeón y tras vencer de nuevo a Briscoe en Lombardia, Italia.
Se retiró por la puerta grande el 28 de noviembre de 1980, después de derrotar en Bogotá al dominicano Gilberto Amonte y siendo un ejemplo para todos sus colegas. Nunca se vio envuelto en escándalos por alcohol, drogas o de otro tipo.
La última pelea de Rodrigo ‘Rocky’ Valdez fue contra su memoria
Como profesional, Rocky Valdés hizo 73 peleas, de las cuales ganó 63, y en 43 se impuso por nocaut, perdió ocho y empató dos. En el 2000, Rocky fue condecorado por la Federación Colombiana de Boxeo, quien le otorgó el premio por toda una vida deportiva.